Propiedad del «Gallego» Sala, cuya principal actividad era la siembra de frutales. Sala fue al mismo tiempo un poderoso jefe comunal en varias oportunidades.
En la parte más alta de la construcción de la casa central de La Calamita puede observarse un mangrullo que contenía una campana para llamar a los trabajadores a almorzar o terminar las tareas, el mismo fue utilizado por los represores para tener una visión amplia del lugar.
El campo se subdividió y parte de él fue vendido a Ángel Calamita quien volvió a hacer productivos los viñedos.
En 1969 Angel Calamita vende toda su propiedad a la firma Raul Benzadon SACI.